Metamorfosis

 Hace poco leímos el comienzo del libro Metamorfosis en mi clase de literatura y tengo que ser sincera, aunque sé que es una buena obra no me atrae mucho. Más que nada porque no me gusta mucho leer cosas que me provoquen un sentimiento de angustia, asco…

Aun así, me parece muy importante este tipo de obra para apreciar las cosas que no se pueden hacer en el cine. Esta historia no se podría haber adaptado cinematográficamente o habría sido muy difícil. 

Debido a lo divertido que es crear algo que solo se pueda transmitir mediante palabras, mi profesora de literatura nos dijo que probásemos nosotros a crear una historia con el mismo estilo, alguien despertándose con su mundo cambiado. Aquí está el mío:

Cuando me desperté, deseaba que todo hubiera sido un sueño, más bien una pesadilla que te deja tocada todo el día, pero no lo era. Me desperté y tenía aún los moretones, me dolían las piernas y apenas tenía voz. Me metí a la ducha de nuevo, ya era la cuarta vez desde que llegué anoche. Me desnudé sin mirarme al espejo, no quería verme. Si fuera por mi no me habría duchado pero me siento sucia, me doy asco.

Cuando terminé me volví a meter en la cama y me dormí.

A las 20:30 me volví a despertar, esta vez por el sonido de la alarma. Me metí en la ducha (otra vez) e intenté lucir presentable esta vez ya que tenía que ir a trabajar. 

Llegué al trabajo, me puse el uniforme (más bien me desvestí) y di el espectáculo que debía. Eché un vistazo al público y ahí estaba él, sin quitarme el ojo de encima, como si estuviera deseando volver a hacerlo. No pude evitarlo y me fui al camerino. No quería que pasara lo mismo que la noche anterior. Al rato entró Estela. Ella era la veterana del club, si es que se le puede llamar así a este infierno. Me dijo que ya había hablado con el de seguridad y que estarían más pendientes de ese hombre. -“Mientras no le echen no creo que pueda soportar verle”- la contesté, pero ella entre risas me dijo:-“te acostumbrarás”-

Cuando me desperté ya habían pasado un par de semanas desde mi primer día trabajando ahí. Ojalá lo hubiera dejado entonces pero ahora ya no puedo. Ya estoy pagando el alquiler, permitiéndome algún capricho. Sigo pensando que lo dejaré cuando encuentre algo mejor pero de momento todo tiene que seguir así. Llegué al trabajo, hice lo mío y me fui. Esta vez ya no me importaba lo que cualquiera de allí pensase, solo quería el dinero. 

Cuando me desperté, esta vez dos meses después, me arreglé y me fui a trabajar. Ya no me planteo dejarlo, gano dinero y vivo bien. Aunque intentara salir de la industria de esta industria con todo lo que he vivido ya no confío en los hombres. Sé que es una generalización pero no tengo ganas de ir probando hasta dar con el indicado. En el camerino mientras me retocaba el maquillaje vi entrar a la sustituta de Estela, sí, Estela lo ha dejado. La sustituta era joven, guapa y con una mirada de inocencia que se la quitaría en un par de meses aquí. La pobre me dijo:-“es todo tan nuevo que no sé por dónde empezar”-. La miré y respondí:-“te acostumbrarás”-.



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